Esto me lo reservo, de momento, para mi epitafio, pero no descarto arrepentirme de disponer un epitafio que revela tanta inseguridad.
Cuanto más viejos somos, más rápido corremos hacia la tumba
O quizá no somos nosotros los que corremos más, sino la tumba la que se nos acerca más rápido, precisamente porque corremos menos.